La película introduce al espectador en el backstage de la construcción de un candidato y de su partido propio. Es parte del Bafici.
por Paulo Pécora
El lado oscuro de la política o, mejor dicho, la política entendida como una peligrosa artimaña para el beneficio personal y no como un instrumento para el bienestar público, aflora entre situaciones y personajes que rozan el absurdo en “El candidato”, la nueva película del actor y director uruguayo Daniel Hendler, que ingresa a la competencia internacional del 19no. Bafici.
Protagonizada por Diego De Paula, Ana Katz, Verónica Llinás, Alan Sabbagh, Matías Singer y un elenco de actores notables, esta coproducción entre Uruguay y Argentina introduce al espectador en el backstage de la construcción de un candidato y de su partido propio, un mundo regido por reglas de marketing, psicología del color, publicidad y diseño gráfico, que no promueve valores comunes, ideales ni convicciones.
El segundo largometraje de Hendler (antes había dirigido “Norberto apenas tarde”, además de varios cortos) entra en la Competencia Internacional del Bafici con un relato intrigante, cargado de suspenso e ironía, que aborda un tema de plena actualidad y pone en evidencia nuevos modos de entender a la política, como un emprendimiento individual para provecho propio o como una forma fraudulenta de llegar a lugares de poder y decisión.
“Es una película que coquetea con la comedia, el trhiller y el policial de espionaje, juega entre esos géneros, pero luego no puede evitar abandonarlos para no traicionar el verdadero motor de la película. Ese motor es una cosa oscura que mueve los hilos de esos títeres. Y lo que sale a la luz es más preocupante que gracioso”, dijo Hendler en relación a los desvíos inesperados que toma el filme.
El actor de “El abrazo partido”, de Daniel Burman, “El fondo del mar”, de Damián Szifrón, y “El otro hermano”, de Adrián Caetano, explicó en una entrevista con Télam que “al final, eso oscuro que emerge es lo que dialoga con la realidad. Por ahí se construye jugando con los géneros y apelando a una especie de ironía, pero esa ironía se va desvaneciendo poco a poco a medida que la película avanza”.
El personaje central de “El candidato” es el empresario Martín Marchand (De Paula), que no se conforma con su estatus y financia su propia candidatura política, apostando a las nuevas tendencias en comunicación y convocando a su estancia de campo a un grupo de técnicos, creativos y asesores que, durante un fin de semana, intentará delinear para él un perfil de líder.
Mientras el misterio y la desconfianza envuelven en un manto de sospecha a todos los que conviven en esa enorme casa, Marchand intenta encontrar a alguien en quien confiar y sus empleados trabajan incansablemente para diseñarle un perfil, como si se tratara de un personaje ficcional, pensando más en un spot publicitario efectivo que en valores o fundamentos ideológicos.
“Esta es una realidad candente a nivel mundial. Todos vemos referencias de este tipo de cosas muy cerca nuestro. Hay algo que está aflorando en la región, que se puede advertir en muchos personajes diferentes, y hay algo que va más allá, que son esas personas”, advirtió el director, que el 11 de mayo próximo estrenará “El candidato” en salas locales.
Hendler opinó que “por un lado, está la sofisticación de las herramientas de seducción masiva, y por el otro se ve cómo ciertos empresarios se disfrazan de políticos y usan esos instrumentos para interpretar personajes. No sólo lo hacen con la misma inmoralidad que un actor, sino que además esos personajes los empiezan a actuar cada vez mejor, aunque supongo que no se los creerán ellos mismos, porque son un poco más cínicos”.
Sin embargo, según reconoce, en su película “el candidato sí se confunde un poco entre el personaje político que le piden que interprete y el personaje verdadero que es él, y que nada tiene que ver con el bienestar de la comunidad”.
“Se trata de una ficción dentro de una ficción que cada vez nos confunde más, tanto en la película como en la realidad. Si la película retrata en algo a la política es en eso, porque creo que observa a un personaje interpretando a otro personaje y cómo esos personajes están, en realidad, alejados de laS personas. En el actor hay una inmoralidad necesaria porque no debe juzgar a su personaje, porque debe tratar de intentar entender los resortes que lo llevan a actuar de ese modo, mientras que eso trasladado a la política es bastante siniestro”, agregó.
Para Hendler, “lamentablemente, más allá de la condición de empresarios de algunos de ellos, lo peor es que la contienda política empieza a imponer alegremente esas reglas de juego, se naturaliza la mentira y ya nadie mide si lo que se dice es verdad o no, sino simplemente si sirve para destruir o no al oponente. Se acepta el exitismo por sobre todo”.
“Como votantes no nos importa si lo que se dice guarda alguna relación con la verdad o no. Nos alienamos de nuestros propios intereses y nos alienamos de nuestras propias ideas y necesidades, dejándonos llevar por un juego de ficción trasladado a la política, una especie de reality show en donde sólo ganan algunos”, dijo el cineasta, que se inspiró libremente en “Los magníficos”, una obra de teatro suya sobre de un grupo que trata de revolucionar el mundo, sin saber por qué ni para qué.
“Sobre ese absurdo se erigía aquella obra que me proponía adaptar, aunque la película no es necesariamente absurda, porque sigue guardando ciertas ataduras con la realidad. Además tenía muchas ganas de trabajar con Diego De Paula, un actor que admiro y un amigo que quiero, y también estaban las preocupaciones que tenía cuando veía las campañas políticas. De ahí surgieron estos personajes”, recordó Hendler.
Hendler, que se siente “cada vez más cómodo” en su rol de cineasta, aunque reconoce que todavía le falta mucho para ser director, adelantó que a fines de mayo estrenará por UN3.TV la serie web “La división”, que dirigió y protagoniza con De Paula y Katz, “de ciencia ficción dentro de una empresa, donde a un gerente que trabaja en recursos humanos lo cambian a otra división y empieza a sufrir algunos cambios existenciales, casi surrealistas”.
Télam.